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Los puntos básicos de un contrato freelance

Como en cualquier otra relación laboral, es oportuno que el trabajo ofrecido por un freelance y demandado por un cliente esté regulado y asegurado bajo el paraguas de un contrato. Así, las dos partes plasmarán cuáles son sus derechos y obligaciones y evitarán confusiones desagradables que podrían dañar futuras colaboraciones.

Hay dos características que debería tener todo contrato para que resulte eficaz: que esté plasmado por escrito y que la redacción sea corta, clara y sencilla. Aunque llegar a un acuerdo verbal tiene validez legal, es preferible expresar en un documento las condiciones del trabajo, ya que en caso de duda se podrá repasar lo acordado. Si surge un conflicto y el pacto es verbal se enfrentará la palabra del freelance contra la del cliente, y encontrar una solución satisfactoria será mucho más complicado. Además, es mejor evitar términos jurídicos farragosos y que el redactado del contrato se entienda a la perfección.

El experto freelance Andy Clarke, tras más de una década de experiencia como profesional autónomo, enumera una serie de puntos que no deben faltar en un buen contrato para que el freelance se guarde las espaldas ante posibles abusos del cliente:

  • Una descripción sencilla de quién está contratando a quién para hacer qué, cómo, cuándo y por cuánto.
  • Cuáles son las responsabilidades de cada parte.
  • Los detalles del trabajo y lo que está y no está incluido en el trato.
  • Qué ocurre cuando alguna de las dos partes cambia de opinión.
  • Una descripción sencilla sobre asuntos legales.

Ahora supongamos que nos llega el encargo del diseño de una web o el desarrollo de un blog en WordPress. ¿Qué apartados deben estar presentes en el contrato?

1. El nombre y los datos de las dos partes implicadas en la relación laboral.

2. El ámbito de trabajo. Hay que definir qué tipo de trabajo se va a hacer, qué tecnología se usará en el diseño (HTLM, CSS…) y en qué dispositivos funcionará.

3. Los cambios. Es inevitable que el cliente haga cambios durante el proceso del diseño. Para evitar frustraciones, habrá que especificar a partir de qué número de versiones se aplicará una tarifa de recargo.

4. Tiempos de entrega. Concretar cuáles son las fases del diseño y cuándo hay que ir entregando las diversas etapas facilitará una relación amistosa.

5. La propiedad del diseño. Es importante definir quién es el propietario del diseño hasta que el cliente haga el pago completo porque podría revenderlo sin el consentimiento del freelance. Es importante reservarse el derecho de poder utilizar el trabajo en el portfolio personal.

6. Los derechos de autor. Hay que conocer cuál es la fuente de las imágenes, los textos, vídeos, código o plugins. El cliente debe entender las restricciones de uso de contenidos que compra a terceros. Por ejemplo, si compra una foto de stock los derechos pueden estar limitados en el tiempo y tendrá que renovarlos. Hay que asegurarse de quién va a pagar por contenidos de terceros. Asimismo, todo el material que entregue el cliente para el diseño deben estar autorizados para su uso. Si algún contenido es propiedad del freelance, debe dejar claro que es suyo hasta que se realice el pago del trabajo.

7. El precio y los pagos. El diseño de una web puede ser infinito. Define plazos por hitos cumplidos y pide el ingreso inmediato de las cantidades negociadas para cada etapa. Define, si quieres, un pago por adelantado: suele variar entre un tercio y la mitad del precio total del trabajo. Debes decidir también si el precio es por trabajo final o por las horas destinadas al proyecto.

8. La cancelación. Deja por escrito bajo qué tipo de condiciones se puede rescindir el contrato y qué coste tendría su cancelación.

9. Las firmas. El contrato debe estar rubricado por el freelance y la empresa con dos firmas legalmente válidas. Ya hay páginas web que se dedican a la firma de documentos online.

Aquí van tres ejemplos de contratos de diseño web que pueden servirte como plantillas:

Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación

Web Design Contract

Standard Agreement for Design Services

Y si se trata del desarrollo de una APP, además de tener en cuenta los puntos arriba descritos, habrá que ser muy cuidadoso con otras facetas que Ross Kimbarovsky detalla muy bien en su ebook Contratos para desarrolladores de software que odian los contratos:

1. La garantía. Los clientes quieren tener la seguridad de que la APP funcione como se espera y que no infringirá cualquier patente de terceros, derechos de autor, secretos comerciales u otros derechos de propiedad intelectual. Lo mejor que puede hacer el freelance es no prometer que funcionará a la perfección, porque siempre habrá algún pequeño fallo. Sería bueno delimitar qué errores se solucionarán de forma gratuita y cuáles tendrán un recargo.

2. La propiedad del código. Hasta llegar al producto final y en las etapas del desarrollo se escribe mucho código que después se elimina. ¿Qué compra el cliente: el código final o el de todo el desarrollo? Hay que especificarlo para que quede claro.

3. La propiedad de uso de la APP.  El freelance es dueño de su trabajo original y por eso puede fijar al cliente los derechos que él elija y marcar un precio a cada uno. Por ejemplo, puede asignar derechos de uso del software sólo en ciertas regiones geográficas o por periodos específicos de tiempo. También puede controlar si el cliente está autorizado a modificar su trabajo o licencia o vender su trabajo a un tercero sin su aprobación. Lo normal es que cuantos menos derechos se reserve el freelance mayor sea el precio del trabajo.

Atar bien los asuntos legales no es asunto menor. Los consejos de este post son un punto de partida, pero en muchas ocasiones, sobre todo en caso de encargos complejos, es muy útil consultar las dudas con expertos jurídicos como abogados o asesorías.

http://www.lancetalent.com/blog/los-puntos-basicos-de-un-contrato-freelance/